¿Todos deberíamos a poner a trabajar nuestro cerebro?
¿Todos deberíamos a poner a trabajar nuestro cerebro?
La ahora popular canción de Shakira, además de denostar a su ex pareja jugador estrella del equipo de fútbol Barcelona, presenta frases que han inundado las redes sociales principalmente aquellas que hacen referencia a marcas de relojes y automóviles.
Una frase con la que pretende insultar a su ex tiene que ver con la supuesta escasa capacidad para tomar una decisión inteligente. Dice así “…trabaja el cerebro un poquito también” haciendo referencia a su pequeña capacidad para anticipar las implicaciones que traería para su familia su infidelidad.
La pregunta que surge es si Shakira, al componer esta canción, también puso a trabajar su cerebro pensando no sólo en el contenido de esta sino en el efecto que tendrán para su vida futura y la de sus hijos. Para responder esta pregunta necesitamos analizar un poco que significa poner a trabajar el cerebro.
En todo evento o conducta del ser humano generalmente el cerebro o la mente pasa por estas cuatro fases: emoción-sentimiento-pensamiento-decisión.
La forma en la que procesamos la emoción y los sentimientos define la clase de pensamientos y decisiones que habremos de tomar.
Estas etapas no siempre siguen esa secuencia. A veces un evento interno, por ejemplo, un pensamiento genera una emoción. Regularmente es un evento externo el que dispara nuestras emociones. En el peor de los escenarios una emoción negativa puede desencadenar una serie de acciones sin llevar a cabo un procesamiento razonable de la decisión que se está tomando y de sus consecuencias.
Lo anterior se debe a que el sistema emocional o límbico está preparado para actuar ante una amenaza inmediatamente a través de una respuesta de lucha o huida.
Sin embargo, esta clase de respuestas no siempre son inteligentes ni son la mejor opción debido a las consecuencias que traen para nuestra vida personal familiar o laboral.
En los casos de una situación emocional fuerte lo mejor es dejar qué tanto la respuesta fisiológica como los sentimientos generados se calmen, ya sea a través del paso del tiempo o mediante alguna técnica de respiración o relajación.
Cuando las situaciones emocionales y los sentimientos que estas derivan generan decisiones de mayor alcance para nuestra vida presente y futura, la clase de pensamientos que tengamos acerca de ese evento va a determinar las decisiones que llevemos a cabo.
En la medida en que los pensamientos sean tóxicos al punto que nos lleven a una situación de estrés permanente y por lo tanto nocivo para nuestra salud, las decisiones que se tomen tendrán la posibilidad de ser equivocadas.
Un cerebro o una mente bien trabajada implica desarrollar nuestra inteligencia emocional.
Esto es, tener la capacidad para tomar conciencia de nuestros propios estados emocionales y de los demás, saber regular las emociones y tomar decisiones que contribuyan no solo a nuestro crecimiento si no también al de los que nos rodean.
Por eso todos debemos poner a trabajar nuestro cerebro no solo un poquito sino todo lo que sea necesario.
Esto nos ayudará a tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, expresar nuestros propios sentimientos del modo más adecuado y eficaz y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará más posibilidades de desarrollo profesional y personal.
La clave es escuchar y utilizar nuestras emociones de manera inteligente. Esto nos ayuda a tomar conciencia de nuestros sentimientos y así podemos tomar buenas decisiones en la vida.
Próximamente el Instituto Interdisciplinario de Estudios Educativos y Organizacionales ofrecerá el Diplomado “Inteligencia Emocional en el Ámbito Educativo”.
Pronto estaremos informando por este medio