¿Qué esperas de un buen profesor?

¿Qué esperas de un buen profesor?

En un estudio que realizó Jesús guillén autor del libro “Neuroeducación en el aula” se les preguntó a alumnos de bachillerato qué esperaban de un buen profesor.

Como era de esperarse, las respuestas de los alumnos mostraron que un buen profesor no sólo es aquel que conoce la materia, sino el que posee otras competencias relacionadas con aspectos socioemocionales.

Entre los resultados se encuentran que los buenos profesores son aquellos que saben mantener una relación empática con los alumnos, muestran entusiasmo, son comprensivos, simpáticos, justos y pacientes.

En otras palabras, los alumnos valoran y les dan una importancia sobresaliente a las competencias emocionales del profesor.

Las competencias emocionales que caracterizan a un buen profesor son aquellas propias de la inteligencia emocional que todos reconocemos como las idóneas para mantener una salud mental y emocional, así como relaciones sociales sanas y agradables.

La mayoría de los modelos de inteligencia emocional reconocen las siguientes: conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional y conciencia o habilidades sociales.

La conciencia emocional o autoconciencia, según Daniel Goleman implica comprender en profundidad las emociones, los puntos fuertes, las debilidades, las necesidades y los impulsos de uno mismo.   

La regulación emocional significa dar una respuesta apropiada al contexto y no dejarse llevar por la impulsividad.  

La autonomía emocional es la capacidad de no verse seriamente afectado por los estímulos del entorno, es la capacidad de sentir, pensar y tomar decisiones por sí mismo.

Las habilidades sociales consisten en adoptar comportamientos apropiados y responsables para afrontar satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, ya sean personales, profesionales, familiares, sociales, de tiempo libre, etc.

¿Cómo podemos saber si contamos con inteligencia emocional?

La inteligencia emocional se relaciona con distintos ámbitos de la vida personal y social. Sobre todo, tiene que ver con la capacidad de tener experiencias, sociales y laborales satisfactorias y con la capacidad de  ser empático y contribuir al bienestar de los que nos rodean.

Aunque puede tomar tiempo conocer nuestros puntos fuertes y débiles en el área emocional, es importante conocer la manera de empezar a desarrollar la inteligencia emocional, no solo por nuestro bien,  sino también del que nos rodean.

En nuestro Blog, ACADEMIA DOCENTE, encontrarás un instrumento para valorar algunas dimensiones de la inteligencia emocional que te ayudaran a empezar.


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